Nació en Concepción.
Estudió en el Seminario y luego se fue a Santiago a estudiar
leyes con otros jóvenes seglares, sus compañeros de aulas. Presbítero del
Obispado de Concepción, ordenado por el año 1805; bachiller en cánones y leyes.
Entró abiertamente en el movimiento revolucionario de la
independencia, junto con su otro hermano sacerdote, Julián. Fueron unos
decididos patriotas.
Recibió el juramento de las tropas al primer gobierno
nacional en 1810, con el doctor Rozas. Contribuyó a sofocar el motín de
Figueroa.
Predicó en la catedral de Santiago la oración fúnebre de los
héroes de Caracas y el sermón de acción de gracias por el Tratado de Lircay.
Fue capellán del ejército patriota en la campaña de 1813, hallándose en las
acciones de Yerbas Buenas y de San Carlos.
En el año 1814 se dirigió al norte con el ejército patriota
y después del desastre de Rancagua lo tomaron preso los realistas y lo enviaron
a Juan Fernández, con otro capellán penquista del ejército, Laureano Díaz.
Durante la reconquista española fue procesado y condenado
por patriota, con otros clérigos de Concepción. Primero fueron amonestaciones y
castigos impuestos por Villodres en Concepción; en 1814 fue castigado con la
suspensión total del ministerio sacerdotal.
Recobró su libertad en 1817, después de la victoria de
Chacabuco y se le nombró cura y vicario de Nancagua, donde anduvo algo remiso
en el cumplimiento de su deber, de modo que el gobernador del obispado hubo de
separarlo.
En 1820 fue nombrado cura de Lontué, parroquia que sirvió
hasta 1824, año en que pasó a la parroquia de Curicó, que había obtenido en el
concurso de ese año.
Fue elegido diputado
por Curicó, en las Asambleas Provinciales de 1825. Nuevamente diputado, en las
Asambleas Provinciales de 1826, Asamblea Provincial de Colchagua; fue su
presidente, 7 de diciembre de 1826. 1831-1834, diputado suplente por Itata;
después de haber sido anulada su elección, como propietario por Curicó,
reemplazó a Francisco de Borja Yrarrázaval, cuando éste usó de licencia. Fue
miembro de la Comisión Permanente Eclesiástica. Presentó una moción para que se
separara el Seminario del Instituto Nacional, pero no fue aprobada por ese
entonces.
En el año 1833 se le nombró cura de la catedral de Santiago
y el mismo año fue nombrado canónigo supernumerario u honorario.
En 1837 sirvió como vicario castrense, en el ejército
restaurador del Perú; pero implicado en el motín de Quillota se le separó de su
puesto y volvió a servir la parroquia de Barraza, desde noviembre de 1838 hasta
marzo de 1844, fecha de su nombramiento de racionero de la catedral de
Santiago.
Dejó de existir siendo canónico, el año 1857.
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