Ignacio de Torres

En las postrimerías del siglo XVIII —después de dos y media centurias de evolución histórica— la sociedad chilena llegó a un grado tal de estabilidad y madurez, que le permitirán antes de dos décadas, afrontar con pleno éxito la guerra de la emancipación y resolver con el mismo éxito, el no menos difícil problema de organizar definitivamente la República.

Este doble cambio, emancipación y organización de la República, hubo de realizarse por medio de un auténtico proceso revolucionario, que hunde sus raíces profundamente en el siglo XVIII. La misma madurez que España procuró a sus colonias bastó para que, con ocasión de la crisis monárquica provocada por la intervención de Napoleón, se formara un estado espiritual favorable al cambio de la vida institucional.

El espíritu revolucionario empezó a tomar cuerpo desde que se recibieron las primeras noticias sobre la intervención de los franceses en España, como lo prueban los siguientes hechos: la proclama de Ignacio de Torres, que circuló en Santiago desde agosto de 1808 (1); las medidas de vigilancia de extranjeros, que culminaron con la expulsión del médico norteamericano Procopio Polloc, gran propagandista del gobierno republicano (2); y el proceso contra don Pedro Ramón Arriagada (3) y fray José Rosauro Acuña (4), partidarios del sistema.

Don Ignacio de Torres, natural de Quito, Ecuador. Abogado y escribano del Consulado. Asistió al Cabildo de Santiago en septiembre 1810. Nombrado Inspector del 2º Cuartel de Policía de Santiago, el 24 abril 1813. Se le encauzó como revolucionario “escribano en la causa criminal de los europeos, escritor de papeles públicos”. Llegó preso a Juan Fernández el 21 noviembre 1814, firmó el acta de fundación de la Hermandad de Dolores, fue rescatado en El Águila en marzo de 1817. Sepultado en Santiago 1 de agosto de 1827.

(1) Véase Colección de Historiadores y Documentos relativos a la Independencia de Chile. Tomo VIII, págs. 1 y sgts. 

(2) El decreto de expulsión de los extranjeros lleva fecha 20 de noviembre de 1809. 
(3) Maestre de campo, gobernador de Chillán, amigo personal de Don Bernardo O'Higgins, miembro del primer Congreso Nacional de 1811.
(4) José Rosauro Acuña(1766-1816). Pertenecía a la Orden de San Juan de Dios. Prior del Hospital de San Juan de Dios en Chillán. Relegado a Juan Fernández, donde llegó el 31 de marzo de 1815, ejerció ahí como médico. Murió en Juan Fernández en noviembre de 1816, según relato de Juan Egaña.

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